El primer día

Bloch

“Papá, explícame para qué sirve la historia”. Marc Bloch, el historiador francés ejecutado por los nazis en 1944 comenzó así su obra “Introducción a la historia” escrita en 1941 y publicada póstumamente en 1949. Más allá de que acabo de citar una de las grandes obras de la historiografía, la cuestión sigue siendo la misma hoy en día. Y cómo Bloch planteó, si respondemos a la primera evidentemente responderemos a la segunda ¿Para qué sirve estudiar historia en la escuela? Una cuestión que propongo cada año el primer día de curso de Bachillerato a personas que ya tienen un bagaje de años en lo que se llaman Ciencias Sociales y las respuestas siempre vienen a ser las mismas. Unos dicen que para tener cultura, los más osados que para nada y los que van en busca de nota saben que hay que decir que se trata de no repetir los errores del pasado. A los primeros la respuesta es que si el objetivo es hacer crucigramas y jugar al Trivial no está mal y, a los terceros, que si hubiera sido así habría bastado con una sola guerra para darse cuenta de las desgracias que trae y, sin embargo, como todo el mundo ha podido y puede corroborar, llevamos unas cuantas, más sofisticadas, eso sí. Y, por último, a los que afirman que no sirve para nada, nada que decir, de la nada nada viene, decían en la antigua Grecia. Así que la tarea es la misma, explicar y trabajar sobre una materia cuya presencia en la escuela está justificada por muchas cosas menos por su utilidad para los principales implicados, los estudiantes. Así que el primer paso es tratar de demostrar que sí tiene importancia y para ello les planteo la siguiente cuestión: ¿qué importancia tiene el pasado en sus vidas? Y las respuestas también son muy parecidas año tras año, lo importante es el presente y sobre todo el futuro. Nada que objetar. Ahora bien, la primera tarea es situar las cosas en su sitio. Hagamos el siguiente experimento, cojamos un bolígrafo y con el brazo en alto mantengámoslo bien visible ante la clase diciendo que lo vamos a dejar caer preguntando a continuación en que tiempo lo soltaré. Obviamente en el futuro, aún no ha sucedido. Finalmente, la mano se abre y el bolígrafo cae. ¿en qué se ha convertido la acción?… En pasado… ¿Y el presente?… Fugaz.  A partir de ese momento cualquier referencia a la caída del bolígrafo es historia. Pero hay más, ¿Cuándo iba a abrir la mano? Podría haber estado media hora sin soltarlo, por lo tanto, el futuro es una probabilidad ya que incluso podría haberlo metido en el bolsillo al acabar la clase, sin más, y que nunca se hubiera cumplido el anuncio. Lo único seguro es que abrí la mano y cayó. O lo que es lo mismo, lo único que conozco con certeza es el pasado. Sirva este pequeño ejercicio para poner de evidencia que lo único que saben con seguridad es lo que ya ha ocurrido y que todo el día están hablando de historia, de su historia y que todo lo que planean se hace partiendo de la experiencia pasada ¿Queda demostrada la validez de la historia cómo objeto de estudio? Seguro que no, pero no está mal empezar, al menos les resultará curioso y llevará a una conclusión que no podrán refutar: sólo sé del pasado y lo que he aprendido en el pasado, en resumen, sólo sé hablar de historia.

Publicado por luismi

Historiador, educador y novelista

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