
Hoy se cumplen 85 años del 18 de julio de 1936 (en realidad el 17 comenzaron a moverse) Durante el franquismo tal día cómo hoy se realizaba el desfile de la victoria y alguno aún recuerda lo de que la paga extra (cuando llegó) se cobraba ese día.
Estamos hablando del comienzo de la Guerra Civil que puso a España de la noche a la mañana en primera línea de las noticias internacionales y en pieza clave del tablero internacional.
No explicaré los hechos sino que el comentario de hoy gira en torno en los usos que se hacen de un acontecimiento histórico cómo el que nos ocupa. Que desató una violencia sin precedentes, marcó para siempre la historia de España y hoy en día sigue siendo motivo de discusión y discordia. Y no debería ser así si se afrontara su explicación desde un punto de vista estrictamente histórico, con las discusiones necesarias basadas en datos contrastados y veraces… Pero eso es imposible. La historiografía seria no tiene los altavoces que los artistas de la destrucción y la manipulación histórica tienen. Qué el señor Casado diga que la guerra civil enfrentó a los que querían la democracia sin ley y los que querían la ley sin democracia ya señala de lo que estamos hablando, porque semejante majadería no podría ponerse en un examen de bachillerato. Pero el altavoz es inmenso y, si además tiene un grupo que le jalea desde determinados medios ¿Qué puede hacer un ensayo serio y riguroso sobre el tema? El mismo que tienen algunos personajes de la izquierda que sueltan estupideces sin cesar, añadiendo cuando se les pregunta que de dónde han sacado el dato, que lo dice la Historia. Y también el nacionalismo, especialistas en el victimismo que consideran la guerra civil cómo una agresión de España a sus respectivos territorios (póngase aquí el que se quiera?.
¿Matices? Siempre hay qué hacerlos. La derecha lo explica desde la herencia de la victoria, ganaron la guerra y se lo quedaron todo. Alguno de la izquierda, practicando el anacronismo total y el buenismo absurdo demostrando una ignorancia total. Y, el nacionalismo tratando de ganar adeptos desde el agravio y el enfrentamiento constante. En resumen, la suma de las tres lleva a la ceremonia de la confusión y a poder decir lo que cada uno quiera que es gratis, sin que recordarles, algunos, que están en el terreno de la mentira soez, la estupidez y la manipulación, sirva de nada.
Hoy han resucitado las tesis de la mitología franquista sobre la guerra. Su contrapeso la pseudohistoria de izquierdistas metidos a historiadores mientras el nacionalismo continúa con su gota malaya buscando, y cuando no encuentra inventa, la línea de agravios desde Viriato. La invención de la tradición se llama. Idiotez la resumía Sócrates.
Mientras la guerra civil sea motivo de uso político será imposible llevar el tema al lugar que le corresponde, el estudio histórico y su enseñanza en la escuela y en la universidad. Una gran laguna que nos persigue y que hace que el hecho más determinante de la Historia de España en el siglo XX sea despachado con sesgo ideológico según el territorio en un par de horas, sin olvidar la fuerza que las tres mitologías nombradas ejercen aún a la hora de explicarla, incluso desde voces que no deberían caer en esos parámetros. Lugares comunes, tradiciones explicativas, bulos ya desmentidos que continúan incluso en los libros de texto…
A veces nombro a Gramsci, hoy lo haré otra vez. Tengo el optimismo de la voluntad y el pesimismo de la razón.