El desastre de Annual (4) Militares

Fuente: Desperta ferro

El ejército español de comienzos del siglo XX es una institución desprestigiada por las derrotas del 98 frente a Estados Unidos y la pérdida de los territorios de ultramar. Un ejército acostumbrado a intervenir en política durante todo el siglo XIX con golpes de estado triunfantes y asonadas y fogueado en guerras civiles desde 1808. Hasta la llegada del régimen canovista los gobiernos habían sido tutelados directa o indirectamente por un caudillo guerrero. Riego, Espartero, Narváez, O’Donell, Prim, Serrano, Martínez Campos, por sólo señalar los que consiguieron un cierto éxito con el uso de las armas.

A principios de siglo la oficialidad española es fundamentalmente endogámica y casi hereditaria. Unas familias militares se mezclan una y otra vez y sus hijos acuden a las academias para continuar la saga. Un ejército de reemplazo señalado por la cuestión de la redención en metálico, pago que se podía hacer para no hacer el servicio militar y que, lógicamente, estaba pensado para hijos de la burguesía y que obligaba a ir a otro en su lugar. Y un ejército que había visto como retornaban a la península los oficiales de ultramar engrosando un ejército peninsular ya de por sí desproporcionado entre el número de soldados y sus jefes.

Pero no dejaba de ser un poder que podía imponerse por la fuerza en cualquier momento y que sólo se mantiene al margen cuando se le beneficia desde el gobierno u obtienen lo que demandan. La derrota del 98 es un punto de inflexión y la tensión con el ejército después de los años de calma de la Restauración volverá a aflorar en 1905 con la crisis de civilismo, también llamada del Cu-Cut, porque el detonante fue una viñeta satírica burlándose de los militares. El resultado, la quema de la redacción de la revista en Barcelona por un grupo de oficiales y la posterior amenaza al gobierno de que no se les castigue. La consecuencia directa la aprobación de la ley de jurisdicciones que establece que se juzgará con el código de justicia militar a aquel que se considere cometa un delito contra el ejército. De nuevo la sumisión de los civil a la fuerza de las armas.

En 1909 se producirá otra crisis, el llamamiento a la reserva para acudir a África por un levantamiento en el Rif. La revuelta por la cuestión de la redención en metálico y la movilización de muchos obreros y campesinos padres de familia dio lugar a la llamada Semana Trágica sofocada a sangre y fuego y tras la cual se aplicó la ley de jurisdicciones. En 1917 un nuevo conflicto puso en jaque al gobierno. Los militares llamados peninsulares malvivían en los cuarteles mientras que los llamados africanistas por estar destinados allí recibían todas las prebendas en sueldos y ascensos. El movimiento de los «junteros» como se les llamó tenía visos para algunos de ser revolucionario y querer reformar el ejército, nada más lejos de la realidad, el sofocamiento de las revueltas obreras del 17 y un trato igualitario con los africanistas hizo desinflar la tensión.

A todo esto añadir que el territorio de actuación era ahora, como se ha mencionado en el artículo, África. La Conferencia de Algeciras de 1906 sobre el reparto colonial había deparado a España una franja de territorio entre Ceuta y Melilla conocido como el Rif. Gran Bretaña prefería una potencia venida a menos en el Mediterráneo frente a Gibraltar y su área de influencia que no a Francia que controlaba el resto de Marruecos o, mucho peor, las apetencias que Alemania tenía sobre el lugar.

El ejército ya tenía donde redimirse… o hundirse irremediablemente en el pozo.

Publicado por luismi

Historiador, educador y novelista

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